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Actividades Caniguá

CULTURA  GENERAL

Maquillaje

El maquillaje, hijo del arte cinematográfico

      Como sabemos, el arte del maquillaje ha estado siempre destinado a la realeza, nobleza y la alta sociedad. A raíz del nacimiento del cine, las mujeres comenzaron a preocuparse más por su aspecto, por lo que el maquillaje era su oportunidad para lucir como aquellas actrices del cine, quienes lucían labios rojos y sombras azules, lo cual levantó envidias de miles de mujeres que se subieron al carro del “¿y por qué yo no puedo?”. Una de las primeras tiendas de maquillaje que se abrieron al público en EEUU la fundó el maquillador del ballet ruso Maximilian Faktorowicz, la cual hoy en día es el imperio Max Factor.

Mujer con máscara protectora

Un día menos para reencontranos

       El 2020 ha sido un año de tragedias, consecuencias de un terrible virus, el COVID-19.

    Era un viernes cualquiera, salimos a trabajar y estudiar como de costumbre. El día se estaba llevando de manera usual, todo bajo control, hasta que nos llegó la noticia que lo cambiaría todo. EL coronavirus había llegado a Venezuela, además de ya haberse esparcido por el mundo entero.

     No sabíamos qué pensar ni qué hacer, solo sabíamos que no volveríamos a salir por un lapso de tiempo, que habían declarado un estado de cuarentena hasta nuevo aviso.  Lo que no supimos, es que sería el último día que pisaríamos nuestro colegio como alumnas.

          Esto fue algo muy inesperado, en todos los medios de comunicación comenzaron a emitir noticias diarias acerca del brote de esta enfermedad que tuvo origen en China, era una enfermedad agresiva, pero estaba concentrada en China. Pasaron días cuando la crisis se volvió más evidente, la enfermedad se estaba esparciendo por el mundo entero de manera descontrolada.

         Muchos creen que este virus es por causa divina, quizá una especie de castigo por parte de la naturaleza, un llamado de atención… hay muchas maneras de interpretarlo, pero de lo que no cabe duda alguna, es que esto nos ha llevado a la reflexión, a tomar consciencia del daño ambiental que el ser humano ha estado causando durante tanto tiempo. Este brote nos ha llevado a ver las cosas desde otras perspectivas y a valorar las cosas más pequeñas de la vida.

        El coronavirus no solo nos ha llevado a un paro mundial, sino que se ha llevado la vida de muchas personas, pero a pesar de todo, estoy segura de que este virus marcará un antes y un después en la historia de la humanidad, aunque bien sabemos que no ha sido la única pandemia que los seres humanos han enfrentado a lo largo de la historia, esta en especial ha sido de gran impacto.

       Desde mi punto de vista, no solo ha sido difícil enfrentar esta pandemia desde el ámbito de la salud, sino que, el distanciamiento social que se ha implementado como medida de seguridad, ha sido una de las cosas más difíciles con lo que hemos tenido que lidiar.

       Aunque muchas personas sean extremistas y negativas, yo no creo que este sea el fin del mundo, aunque sí el fin de una era. Lo digo con mucha seguridad, no porque sea muy optimista, sino porque mi generación ha pasado tantas cosas…

   Nacimos en medio de un paro petrolero, siempre hemos estado presentes en crisis gubernamentales y económicas, hemos salido a la calle a marchas y protestas, fuimos víctimas de un apagón nacional de más de una semana… pero aun así seguimos luchando contra todo pronóstico, seguimos adelante porque la vida es un carrusel que no se detiene.

        Estábamos a tan solo un paso, estábamos tan cerca de la meta… hasta que todo esto pasó. Perdimos tiempo valioso con las personas con las cuales compartimos 15 años de nuestras vidas, nuestras compañeras que ya son hermanas, nuestras profesoras que han sido una guía inigualable, quienes no prepararon por tanto tiempo para salir al mundo. Nuestra soñada graduación, se quedó solo en eso, en un sueño.

      Pero sería egoísta solo hablar de los estudiantes, el resto de la sociedad ha sufrido mucho también; personas que trabajaban y ganaban un sueldo diario para poder comer, ya no tiene la posibilidad de producir; ni hablar de la cantidad de personas que ha perdido algún ser querido por esta enfermedad, o que quizá no haya sido por esta enfermedad, pero no pudieron despedirse por consecuencia del distanciamiento. Son tantas experiencias… únicas, pero realmente dolorosas.

     Entre otros puntos de vista de la situación actual, muchas personas critican la tecnología y la existencia de las redes sociales, las catalogan como inútiles, pero desde donde yo lo veo, sin ellas toda esta crisis de salud estuviese siendo muchísimo peor, los medios de comunicación son los que nos mantienen informados de la situación actual de manera inmediata, me atrevo a decir que son las responsables de que muchas personas pudieran tomar precauciones a tiempo, que el mundo supiera la realidad del rango de peligro tan alto que esta enfermedad llega consigo.

        Las redes sociales, una herramienta de entretenimiento, pero también con una función más bonita, la de mantenernos en contacto con nuestros seres queridos. Es difícil para todos estar alejados de ellos en estos tiempos de crisis, pero son las redes sociales las que nos brindan esa oportunidad de oro de poder saber de ellos y mantenerse comunicados en tiempo real.

      Esta situación, desde mi perspectiva, es un llamado a la reflexión, es tomar consciencia de las cosas que en realidad importan en la vida, que son las más pequeñas. Nadie en este momento desea algo material, desean estar con sus personas más amadas y compartir tiempo con ellas, no quieren viajes ni lujos, quieren es la compañía.

         Lo que más necesita el mundo ahora, es solidaridad. Quedarse en casa lo vemos como encierro, cuando en realidad es protección; hay que hacerlo, no solo por nosotros mismos, sino para los demás también.

     En tiempos como estos, quizá no todo sea tan malo, podremos dedicarle tiempo a esas cosas que no habíamos empezado o que dejamos a un lado por falta de tiempo. Estudiar, educarse es la herramienta más poderosa que tenemos la oportunidad de construir. Ejercitarse, leer un libro y disfrutar un atardecer o contemplar la lluvia, regalos que solo la naturaleza nos puede brindar.

         No podemos dejar de creer, no podemos dejar la fe a un lado, porque no podemos devolver el tiempo, ni cambiar el principio de todo, pero sí somos capaces de cambiar el final. No nos quedaremos encerrados por siempre. Cada día que pasa, es un día menos que falta para volvernos a encontrar.

   

Anagraciela Rondón

Sección escrita por:

Federica Sabatini y Anagraciela Rondón

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